HISTORIA DEL TELEFONO

Alrededor del año 1857 Antonio Meucci construyó un teléfono
para conectar su oficina con su dormitorio, ubicado en el segundo piso, debido
al reumatismo de su esposa. Sin embargo carecía del dinero suficiente para
patentar su invento, por lo que lo presentó a una empresa que no le prestó
atención, pero que, tampoco le devolvió los materiales. Al parecer, y esto no
está probado, estos materiales cayeron en manos de Alexander Graham Bell, que
se sirvió de ellos para desarrollar su teléfono y lo presentó como propio.
En 1860 el invento de Meucci fue publicado en un periódico
para la comunidad italiana que circulaba en New York y para 1862 ya tenia mas
de treinta modelos de su “teletrofono” y había instalado unos en su casa, para
facilitar la comunicación con su esposa que padecía de artritis y difícilmente
podía desplazarse.
Con el fin de recolectar dinero para materiales, Meucci
vendía sus prototipos a $6 dólares. Pero no le fue posible conseguir $250
dólares para patentar su “Telégrafo Parlante”. Lo único que pudo hacer con el
dinero que tenía, fue dejar una notificación de patente pendiente renovable a
un año y tristemente tres años después, no consiguió $10 dólares para
renovarla.
En 1876, tras haber descubierto que para transmitir voz
humana sólo se podía utilizar una corriente continua, el inventor
estadounidense de origen escocés Alexander Graham Bell construyó y patentó unas
horas antes que su compatriota Elisha Gray el primer teléfono capaz de
transmitir y recibir voz humana con toda su calidad y timbre. Tampoco se debe
dejar de lado a Thomas Alva Edison, que introdujo notables mejoras en el
sistema, entre las que se encuentra el micrófono de gránulos de carbón.
El 11 de junio de 2002 el Congreso de los Estados Unidos aprobó
la resolución 269, por la que reconoció que el inventor del teléfono había sido
Antonio Meucci y no Alexander Graham Bell. En la resolución, aprobada por
unanimidad, los representantes estadounidenses estiman que "la vida y obra
de Antonio Meucci debe ser reconocida legalmente, y que su trabajo en la
invención del teléfono debe ser admitida". Según el texto de esta
resolución, Antonio Meucci instaló un dispositivo rudimentario de
telecomunicaciones entre el sótano de su casa de Staten Island (Nueva York) y
la habitación de su mujer, en la primera planta.
Nacido Alexander Bell, adoptó el nombre Graham por su
admiración por Alexander Graham, un amigo de la familia Bell. Alexander fue
educado en la Royal High School de Edimburgo, de la cual se graduó a la edad de
trece años. A los 16 años, obtuvo una plaza como maestro adjunto de locución y
música en el Weston House Academy en Elgin Moray, en Escocia.
El año siguiente lo pasó en la Universidad de Edimburgo. En
1866 y 1867 fue instructor en el Somersetshire College en Bath, Inglaterra.
Cuando estaba aún en Escocia, se dice que Bell se interesó por la acústica;
interés originado por la sordera de su madre. El 7 de marzo de 1876, fue
concedida una patente en Estados Unidos por el teléfono.
Había dedicado mucho tiempo a la investigación de los
sistemas de comunicación existentes, pero aún no había logrado su objetivo:
enviar mensajes, con voz humana, por medio de métodos similares a los que se
utilizaban en el telégrafo. Estaba agotado, pero no se conformaba.
Luego de varios intentos, algo milagroso ocurrió; realizaba
uno de sus curiosos experimentos, cuando escuchó algo similar a la vibración de
la voz que emanaba de uno de los alambres que empleaba. No podía creerlo, su
sueño se empezaba a convertir en realidad.
El 10 de marzo de 1876, luego de años de lucha por una
patente, Alexander Graham Bell envió el primer mensaje telefónico. De esta
manera, comprobaba que ya no era necesario que los jinetes entregaran la
correspondencia urgente con días de retraso, aunque cabalgaran durante noches y
días enteros, ni era imperativo esperar pacientemente un turno en la oficina
del telégrafo; desde ese momento la voz empezó a viajar por miles de
kilómetros, dando lugar a la más significativa revolución en las
comunicaciones.
Sin embargo, aparentemente Bell no fue el primero en crear
este aparato, sino solamente el primero en patentarlo, pues el 11 de junio de
2002, el Congreso de Estados Unidos aprobó la resolución 269 por la que
reconoció que el inventor del teléfono había sido Antonio Meucci y no Alexander
Graham Bell.
COMIENZOS
La aplicación de la electricidad al ámbito de las
comunicaciones —los primeros experimentos en este sentido se remontan a la
etapa final del siglo XVIII— supuso un avance decisivo.
Si el telégrafo había logrado asociar impulsos eléctricos y
letras, sistema que, tras un adecuado procedimiento de descodificación,
permitía la transmisión de mensajes a larga distancia, el siguiente paso
vendría con la unión de la señal eléctrica y la voz humana.
No obstante, en el caso del teléfono, se hacía necesario un
elemento intermedio que tradujera ondas sonoras en señales eléctricas y
viceversa, un segundo dispositivo capaz de convertir la señal eléctrica en onda
de sonido. (foto: primer aparato ideado por Graham Bell).

Alrededor del año 1857 Antonio Meucci construyó un teléfono para conectar su oficina con su dormitorio, ubicado en el segundo piso, debido al reumatismo de su esposa. Sin embargo carecía del dinero suficiente para patentar su invento, por lo que lo presentó a una empresa que no le prestó atención, pero que, tampoco le devolvió los materiales. Al parecer, y esto no está probado, estos materiales cayeron en manos de Alexander Graham Bell, que se sirvió de ellos para desarrollar su teléfono y lo presentó como propio.
En 1860 el invento de Meucci fue publicado en un periódico para la comunidad italiana que circulaba en New York y para 1862 ya tenia mas de treinta modelos de su “teletrofono” y había instalado unos en su casa, para facilitar la comunicación con su esposa que padecía de artritis y difícilmente podía desplazarse.
Con el fin de recolectar dinero para materiales, Meucci vendía sus prototipos a $6 dólares. Pero no le fue posible conseguir $250 dólares para patentar su “Telégrafo Parlante”. Lo único que pudo hacer con el dinero que tenía, fue dejar una notificación de patente pendiente renovable a un año y tristemente tres años después, no consiguió $10 dólares para renovarla.
En 1876, tras haber descubierto que para transmitir voz humana sólo se podía utilizar una corriente continua, el inventor estadounidense de origen escocés Alexander Graham Bell construyó y patentó unas horas antes que su compatriota Elisha Gray el primer teléfono capaz de transmitir y recibir voz humana con toda su calidad y timbre. Tampoco se debe dejar de lado a Thomas Alva Edison, que introdujo notables mejoras en el sistema, entre las que se encuentra el micrófono de gránulos de carbón.

Nacido Alexander Bell, adoptó el nombre Graham por su admiración por Alexander Graham, un amigo de la familia Bell. Alexander fue educado en la Royal High School de Edimburgo, de la cual se graduó a la edad de trece años. A los 16 años, obtuvo una plaza como maestro adjunto de locución y música en el Weston House Academy en Elgin Moray, en Escocia.
El año siguiente lo pasó en la Universidad de Edimburgo. En 1866 y 1867 fue instructor en el Somersetshire College en Bath, Inglaterra. Cuando estaba aún en Escocia, se dice que Bell se interesó por la acústica; interés originado por la sordera de su madre. El 7 de marzo de 1876, fue concedida una patente en Estados Unidos por el teléfono.
Había dedicado mucho tiempo a la investigación de los sistemas de comunicación existentes, pero aún no había logrado su objetivo: enviar mensajes, con voz humana, por medio de métodos similares a los que se utilizaban en el telégrafo. Estaba agotado, pero no se conformaba.
Luego de varios intentos, algo milagroso ocurrió; realizaba uno de sus curiosos experimentos, cuando escuchó algo similar a la vibración de la voz que emanaba de uno de los alambres que empleaba. No podía creerlo, su sueño se empezaba a convertir en realidad.
El 10 de marzo de 1876, luego de años de lucha por una patente, Alexander Graham Bell envió el primer mensaje telefónico. De esta manera, comprobaba que ya no era necesario que los jinetes entregaran la correspondencia urgente con días de retraso, aunque cabalgaran durante noches y días enteros, ni era imperativo esperar pacientemente un turno en la oficina del telégrafo; desde ese momento la voz empezó a viajar por miles de kilómetros, dando lugar a la más significativa revolución en las comunicaciones.
Sin embargo, aparentemente Bell no fue el primero en crear este aparato, sino solamente el primero en patentarlo, pues el 11 de junio de 2002, el Congreso de Estados Unidos aprobó la resolución 269 por la que reconoció que el inventor del teléfono había sido Antonio Meucci y no Alexander Graham Bell.
COMIENZOS
La aplicación de la electricidad al ámbito de las comunicaciones —los primeros experimentos en este sentido se remontan a la etapa final del siglo XVIII— supuso un avance decisivo.
Si el telégrafo había logrado asociar impulsos eléctricos y letras, sistema que, tras un adecuado procedimiento de descodificación, permitía la transmisión de mensajes a larga distancia, el siguiente paso vendría con la unión de la señal eléctrica y la voz humana.
No obstante, en el caso del teléfono, se hacía necesario un elemento intermedio que tradujera ondas sonoras en señales eléctricas y viceversa, un segundo dispositivo capaz de convertir la señal eléctrica en onda de sonido. (foto: primer aparato ideado por Graham Bell).
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